Una caja de cartón, provista de un sensor y una feromona para atraer a las vinchucas, el insecto transmisor del mal de Chagas, es la innovadora trampa desarrollada por investigadores paraguayos para hacer frente a la infestación de este animal y combatir la transmisión de la enfermedad.
El Chagas es una patología transmitida por el parásito Trypansosoma cruzi, que puede inocularse a los humanos a través de la picadura de la vinchuca, un insecto endémico en América Latina que se alimenta de sangre.
La trampa desarrollada en Paraguay atrae a las vinchucas a través de feromonas sexuales escondidas en cajas de cartón, y las deja atrapadas en una sustancia pegajosa, tal y como funcionan otras trampas para insectos como las cucarachas.
Pero los nuevos dispositivos presentan una innovación crucial: en las trampas hay un sensor que, por medio de un haz de luz, detecta la presencia del insecto, y transmite una señal en tiempo real a un servidor ubicado en Asunción, explicó a Efe Antonieta Rojas de Arias, entomóloga del Centro para el Desarrollo de la Investigación Científica (Cedic) de Paraguay y coordinadora del proyecto.
El sensor electrónico, desarrollado por el investigador de la Universidad Nacional de Asunción Federico Gaona, llamó la atención de la revista científica del prestigioso Massachussets Institute of Technology (MIT) estadounidense, que le incluyó en su listado de innovadores menores de 35 años.
Este sistema permite a los investigadores detectar de forma temprana la presencia de vinchucas en comunidades distantes de la capital a más de 500 kilómetros, y entender sus dinámicas, como en qué época del año se manifiesta más su presencia o en qué condiciones de temperatura y humedad.
Los datos servirán para hacer fumigaciones más efectivas, interviniendo solo en las áreas donde hay presión de los insectos, con el consiguiente ahorro de tiempo y de costos, dijo Rojas.
Detalló que, hasta el momento, la trampa con sensor se ha instalado en viviendas y gallineros de la comunidad de Tiberia, en el Chaco central, donde residen miembros del pueblo indígena nivaclé.
Agregó que las comunidades indígenas de Paraguay, un 75 % de las cuales se encuentra en condiciones de extrema pobreza, según cifras oficiales, son más vulnerables a la infección por Chagas, debido a que las condiciones precarias de sus viviendas las convierten en el hábitat preferido para las vinchucas.