Filariasis

La filariasis linfática, conocida generalmente como elefantiasis, es una enfermedad tropical desatendida. La infección humana se produce por la transmisión de unos parásitos denominados filarias a través de los mosquitos. La infección se contrae generalmente en la infancia y provoca daños no manifiestos en el sistema linfático.

Las manifestaciones dolorosas y muy desfigurantes de la enfermedad, linfedema, elefantiasis e inflamación escrotal, aparecen más tarde y causan discapacidad permanente. Esos pacientes no sólo quedan físicamente discapacitados, sino que sufren perjuicios mentales, sociales y financieros que contribuyen a la estigmatización y la pobreza.

En la actualidad hay más de 1.100 millones de personas de 55 países que viven en zonas donde se necesita quimioterapia preventiva para detener la propagación de la infección. Aproximadamente un 80% de esas personas vive en los 10 países siguientes: Angola, Camerún, Côte d'Ivoire, India, Indonesia, Mozambique, Myanmar, Nigeria, República Democrática del Congo y la República Unida de Tanzanía.

En todo el mundo, según estimaciones, 25 millones de hombres padecen enfermedad genital y más de 15 millones de personas sufren linfedema. La eliminación de la filariasis linfática puede evitar sufrimientos innecesarios y contribuir a la reducción de la pobreza.

Causa y transmisión

 

La filariasis linfática es causada por la infección por nematodos de la familia Filarioidea. Hay tres tipos de estos gusanos filiformes:

  • Wuchereria bancrofti, que es responsable del 90% de los casos;
  • Brugia malayi, que causa la mayoría de los casos restantes;
  • Brugia timori, que también causa la enfermedad.

Los gusanos adultos se alojan en el sistema linfático y alteran el sistema inmunitario. Los gusanos pueden vivir una media de seis a ocho años y a lo largo de su vida producen millones de pequeñas larvas (microfilarias) que circulan en la sangre.

Los mosquitos se infectan con microfilarias al ingerir sangre cuando pican a un portador infectado. Las microfilarias maduran en el mosquito y se convierten en larvas infecciosas. Cuando los mosquitos infectados pican a las personas, las larvas maduras del parásito se depositan en la piel, desde donde pueden penetrar en el organismo. Las larvas pasan luego a los vasos linfáticos, donde se desarrollan y se vuelven gusanos adultos, que continúan entonces el ciclo de transmisión.

La filariasis linfática es transmitida por diferentes tipos de mosquitos, entre ellos:Culex, que está muy extendido en las zonas urbanas y semiurbanas; Anopheles, que está presente principalmente en las zonas rurales, y Aedes, que predomina en las islas endémicas del Pacífico.

Síntomas

 

La filariasis linfática adopta formas asintomáticas, agudas y crónicas. La mayoría de las infecciones son asintomáticas y no presentan signos externos. A pesar de ello dañan el sistema linfático y los riñones y alteran el sistema inmunitario.

El linfedema crónico, o elefantiasis, se acompaña a menudo de episodios agudos de inflamación local de la piel y de los ganglios y los vasos linfáticos. Algunos de esos episodios son causados por la respuesta inmunitaria del organismo contra el parásito. Sin embargo, la mayoría se debe a infecciones bacterianas cutáneas porque las defensas normales se han deteriorado debido al daño linfático.

Cuando la filariasis linfática se vuelve crónica produce linfedema (tumefacción de los tejidos) o elefantiasis (engrosamiento de la piel) de los miembros e hidrocele (acumulación de líquidos). Es frecuente la afectación de las mamas y de los órganos genitales.

Estas deformidades son causa de estigmatización social y de dificultades económicas debidas a la pérdida de ingresos y al aumento de los gastos médicos. La carga socioeconómica del aislamiento y la pobreza es enorme.

Datos de interés

Tratamiento a gran escala (quimioterapia preventiva)

 

La filariasis linfática puede eliminarse mediante la adopción de medidas destinadas a interrumpir la propagación de la infección. El tratamiento a gran escala consiste en administrar una dosis anual única de dos medicamentos a toda la población en riesgo, de la manera siguiente: albendazol (400 mg) junto con ivermectina (150-200 mcg/kg) o con citrato de dietilcarbamazina (DEC) (6 mg/kg).

Esos medicamentos tienen un efecto limitado en los parásitos adultos, pero reducen eficazmente la densidad de las microfilarias del torrente sanguíneo y previenen la propagación de parásitos a los mosquitos. La aplicación anual y a gran escala de esa estrategia terapéutica recomendada se denomina quimioterapia preventiva cuando se realiza anualmente durante un periodo de cuatro a seis años y permite interrumpir el ciclo de transmisión.

Cuando el programa GPELF se puso en marcha, había 81 países donde se consideraba que la filairasis linfática era endémica. Otros datos epidemiológicos indicaban que la quimioterapia preventiva no era necesaria en 9 países. Entre 2000 y 2014, se administraron más de 5.630 millones de tratamientos a una población objetivo de unos 1.000 millones personas en 63 países, lo que redujo considerablemente la transmisión en muchos lugares.

Hay datos científicos recientes que indican que la transmisión de la filariasis linfática entre las poblaciones de riesgo se ha reducido en un 43% desde que se puso en marcha el programa GPELF. Se estima que el beneficio económico general derivado de la aplicación del programa entre 2000 y 2007 ascendió, siendo prudentes, a US $ 24 000 millones.

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